<strong>Alimentación y ansiedad: Cuando nos “comemos el estrés”</strong>
La lista de “buenos propósitos para el 2020” radiantemente escrita y aquí estamos, acabando el mes de enero y enfrentándonos a nuestro archiconocido saboteador de loables intenciones: El estrés de nuestra rueda de hámster diaria.
Cuando los síntomas del estrés y la ansiedad se tornan presentes en nuestro día a día, es muy común desalentarnos respecto a nuestros propósitos iniciales y desconectarnos de los problemas, volviendo a nuestros viejos hábitos de manera automática.
Además, y con el fin de apaciguar la desagradable sensación que el estrés causa físicamente en nuestro cuerpo, es probable que recurramos a ciertos alimentos para calmarnos.
En otras palabras, es muy frecuente que acabemos comiéndonos nuestro estrés.
¿Puede la comida perpetuar los síntomas de estrés?
La respuesta rápida es: Sí, sin duda.
Sea cual sea el origen de nuestro estrés (léase “ansiedad” si aplica), el hecho de sostener en el tiempo ciertos hábitos alimenticios es, en sí mismo, una fuente de tensión para el cuerpo, y puede contribuir ostensiblemente a perpetuar el estado de desequilibrio que ya de por sí manifestamos.
La situación es compleja y opera como un círculo vicioso:
Tenemos estrés (o ansiedad) por “X” motivos (¡“X” tiende a infinito en muchos casos!)
Esto nos lleva a poner en modo automático nuestros hábitos alimenticios, guiados por los síntomas del estrés y por la urgencia imperiosa de calmarlos.
Como resultado, las decisiones que tomamos en torno a nuestro plato no suelen ser las “óptimas” para devolver a nuestro cuerpo al estado de equilibrio. Más bien al contrario, nos mantienen danzando dentro de un ciclo de “estrés-falso alivio-estrés-falso alivio” que acaba repercutiendo seriamente en nuestra salud física y mental.
Todo ello sin hablar del Señor D. Frustración y de la Señora Doña Culpa que vienen a visitarnos inmediatamente después…
No sólo no hemos resuelto nada, sino que aparentemente, empeoramos la situación.
Como dirían en mi tierra: “¡Éramos pocos y parió la abuela…!”
Cinco alimentos que acentúan nuestro estado de estrés y/o ansiedad
No se trata de poner en tela de juicio ningún alimento per se. El objetivo es analizar ciertos alimentos con las gafas de “quiero liberar a mi cuerpo de la espiral de estrés en la que se halla inmerso”.
Bajo estas lentes, lo importante para nosotros es entender cómo funciona nuestro organismo para atender sus necesidades fisiológicas cuando éste se está comunicando a través de los síntomas tan característicos del estrés, gritándonos a pleno pulmón: “¡Necesito que me prestes atención!”.
1. Grasas de baja calidad nutricional. Exceso de grasas saturadas
2. Cafeína y otras bebidas estimulantes
3. Alcohol
4. Exceso de sal
5. Exceso de azúcar
Hoy en día, ya estamos más que habituados a asociar estos alimentos con “Los 4 jinetes del Apocalipsis” (grasas poco saludables, cafeína, alcohol y sal), más un quinto que añadirían los fans de Juego de Tronos: “El Rey de la Noche” (azúcar).
Sin embargo, y como decía al principio, no se trata de demonizar a ninguno de ellos porque sí, sino de entender cómo operan en nuestra fisiología y qué papel juegan dentro de nuestra alimentación diaria.
Inflamación, cortisol y estrés
¿Qué relación existe entre estos alimentos y el estrés?
TODOS SON ALTAMENTE PROINFLAMATORIOS.
Un momento. Un momento.
¿Qué tiene que ver la inflamación con el estrés/ansiedad, si yo no sufro de artritis, pancreatitis, colitis, dermatitis, rinitis ni de ninguna otra “-itis” que etiqueta los procesos inflamatorios?
Tiene que ver T-O-D-O.
El consumo excesivo de estos alimentos desencadena un proceso inflamatorio a nivel celular, cuya respuesta inmediata es una llamada al cortisol de nuestra corteza adrenal para intentar resolver la inflamación que se ha desencadenado.
…¿Y qué tiene que ver el cortisol con la inflamación?
Algunos de nosotros hemos acabado alguna vez en el médico con un proceso inflamatorio agudo, ¿cierto?: Otitis, laringitis, dedo atravesado por un cuchillo jamonero, erupciones cutáneas que no parecen de este mundo…
¿Qué nos prescriben frecuentemente en esas circunstancias?
Conectemos los puntos, pues:
El consumo excesivo de alguno (o de varios) de estos alimentos, va a mantener elevados los niveles de cortisol en sangre, en un intento de nuestro organismo de lidiar contra la inflamación que dichos alimentos provocan.
Consecuentemente, estos mismos alimentos pueden estar manteniéndonos dentro del agujero de la madriguera del estrés en el que podemos encontrarnos, independientemente de la(s) causa(s) que lo originen.
Reequilibrando nuestro cuerpo. Cómo poner cada alimento en el lugar que le corresponde
Pufff… Madre mía… ¡5 de 5! ¡Bingo! ¡Los tengo todos en mi dieta diaria! ¿Ahora qué? ¡Me vienen a la cabeza 1000 preguntas!:
¿Cuánto es un “consumo excesivo”?
¿Existe una cantidad “máxima” de cada uno de ellos?
¿Hay que evitar todos por igual?
¿Son todas las grasas perjudiciales?
¿No voy a poder disfrutar de mi copita de vino?
¿He de vivir permanentemente una vida “libre-de-azúcar?
¿Qué pasa con mi café de las mañanas? ¿Y con el de la sobremesa?
¿…?
¿…?
…?!!!!!
Si te interesa entender cómo cada uno de estos alimentos influyen específicamente en nuestra salud, nuestro nivel de estrés, y qué estrategias podemos implementar para reequilibrar su consumo, no te pierdas los siguientes posts 😉.
¿Cómo hacerlo si tu agenda ya es lo suficientemente estresante como para estar pendiente de cuándo publico? ¡Fácil! 😊.
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Mientras tanto, un buen comienzo es el de evaluar qué papel juegan cada uno de estos alimentos dentro de nuestro día a día.
Sin juicios.
Sólo observando con las “gafas de la curiosidad” dónde nos encontramos respecto a nuestros hábitos en torno al plato en estos momentos de nuestras vidas…
…Y dondequiera que sea que te ubicas en relación al consumo de estos alimentos, siempre es un buen momento para comenzar a retomar las riendas de tu salud.
¡NO DEJES QUE EL ESTRÉS SE COMA TUS BUENAS INTENCIONES PARA ESTE 2020!
¿Tienes alguna pregunta concreta respecto a alguno de estos alimentos? Puedes dejarla abajo en los comentarios, o escribirme directamente a teresa@tuvidaenelplato.com. Estaré encantada de leerte😊.
Un fuerte abrazo.
Teresa M.
Fotos: Jason Leung en Unsplash; Teresa Morillas; GIPHY